Son las 8 A.M. Llego al terminal de Girardot cansado, sucio, hambriento y con enojo por la situación que anteriormente había vivido.
Es jueves en la noche. Recibo la llamada de un primo en la cual me pide que esté listo para salir al día siguiente en la madrugada para hacerle un favor. Sin dar algún otro detalle cuelga y yo sin saber para qué me necesitaba hago lo que me dijo.
Viernes 4 A.M. Llego al punto de encuentro. Pasados 2o minutos un camión de transporte de gran tamaño se detiene frente a mí y un sujeto el cual no distinguía me llamó por mi nombre y me dijo que subiera, que él venía por parte de Ronald, mi primo.
Luego de entablar una conversación y medio conocer al sujeto me indicó que nos dirigíamos a El Espinal, Tolima, lo cual quedaba a casi 6 horas.
12 del medio día. Llegamos al sitio destinado. Almorzamos en el restaurante "La negra", un almorzadero de mala muerte al cual habría preferido no entrar y menos consumir algo cocinado allí. Terminamos el mazacote que le decían "almuerzo" y empezamos a trabajar. Llegamos al primer punto de descarga y el sujeto me indica que solo yo debo descargar la mercancía, un dato que él cambio porque se suponía que sería entre los dos pero dio la excusa de que debía estar pendiente del camión.
Abro las puertas dónde estaba la mercancía y noto que está completamente llena de bultos de comida para perro que pesaban a partir de 15 kg hasta 30 kg.
Realice tres descargues y para el ultimo el cuerpo no me daba, pues llevaba casi 4 horas, o más, descargando dichos bultos y estaba cansado, tanto que el muchacho del supermercado me colaboró para llevar las carretillas con los bultos mientras yo los bajaba y ubicaba en las mismas.
6 P.M. le digo al sujeto del camión que ya nos podemos devolver a Funza, pues el día siguiente tenía que ir al instituto a medio día, y la respuesta que el sujeto me da me hizo enojar, "Uy paaarce, difícil eso porque yo arranco de aquí mañana las 10 A.M.". Sin pensarlo 2 veces llame a Roland y le dije lo que ocurría y su respuesta fue tenerme esperando para ver qué podía hacer. Mientras Roland me solucionaba le dije al sujeto que fuéramos a comer algo, pues él era quien tenía el dinero de los viáticos. Fuimos a comer una arepa con chorizo, según él porque no había mucha plata. Con rabia llame nuevamente a mi primo y le pregunté si había podido solucionar algo a lo que me respondió que me había realizado una transferencia de mi pago y algo más, pero dicho dinero no llegó sino hasta las 11 de la noche y ya no conseguía transporte para la terminal. Eran las 12 de la noche y estaba recorriendo El Espinal buscando un hotel que me alquilara un cuarto por esa noche y todos los hoteles a los que entraba me decían que no habían habitaciones disponibles. Así que volví al punto donde estaba el camión y encontré al sujeto durmiendo en la cabina, ocupando ambos asientos. Me rendí y espere en la calle a que dieran las 4 A.M. para ir al terminal. Pero tenía el inconveniente que mi celular se había quedado sin carga y no sabía qué hora era.
Ya pasado un largo rato de jugar con un buje de caucho de algún carro que me encontré, noté que ya habían taxistas. Me acerqué a uno de las taxis y le pedí la hora, me respondió que eran las 5 A.M. y me preguntó a donde me dirigía le contesté que al terminal para irme a casa, así que me dijo que me llevaba, pues no era nada cerca de donde yo me encontraba parado. Mientras conducía me preguntaba el por qué me encontraba en El Espinal y le conté que estaba trabajando y que me había quedado básicamente a mi suerte allá. Me felicitó por ser un joven trabajador y no me cobró la carrera.
Llegué al terminal, compré un pasaje y puse a cargar mi celular mientras esperaba que el bus saliera a las 7 A.M.
Subí al bus rumbo a la terminal de Girardot lo cual tomó una hora. Estando allí noté cuan sucio, degenerado y cansado me veía, pues con razón la gente me veía como si fuera a hacerles algo cuando me les acercaba.
Son las 8 A.M. en el terminal de Girardot, compré el pasaje y al instante salió el bus a Mosquera. A pesar de haber llegado a casa aún estaba lejos de mi hogar y no quería caminar más, así que llamé a un amigo y le pedí que me recogiera en el paradero de Mosquera, llegó en 5 minutos en moto y se quedó mirándome asombrado porque nunca me había visto tan degenerado, mi respuesta fue algo así: " Ay perro estoy que lo doy por un calado, lléveme a casa y más tarde le cuento la mierda que me pasó" sin decir nada me dio un casco y me llevó hasta mi hogar donde mi mamá y hermana me esperaban furiosas porque básicamente me había desaparecido. Mientras me regañaban yo solo iba a la cocina a comer algo y luego a bañarme para irme al instituto. Después de que se calmaran les conté lo que me pasó y la respuesta de mi mamá fue "Eso le pasa por hacer favores chimbos a la familia".
En ese instante entendí dos cosas: La primera, jamás salir sin dinero, no importa donde se vaya o que se vaya a hacer, siempre llevar al menos 100 mil pesos; segundo, no volver a hacer favores a la familia.
Mi viajecito a El Espinal